domingo, 2 de febrero de 2014

Rickshaws de Calcuta





Son vehículos de tracción humana. Bajo la presión de algunas oenegés, el gobierno indio quiso prohibirlos y de hecho lo hizo, pero los conductores de rickshaw de Calcuta alegaron que no tienen otro medio para subsistir y se les sigue tolerando. Muchos de ellos van descalzos, corriendo entre el tráfico del casco antiguo de la ciudad, en condiciones inverosímiles.





Hay que apuntar aquí que los conductores de Calcuta, sea cual sea el vehículo que lleven, desde una bici a un autobús, aprovechan hasta el último centímetro cuadrado de calzada, regateándose los unos a los otros, invadiendo el carril contrario (bueno, apenas hay delimitación de carriles, propiamente dicha) y cruzándose todo el tiempo. Sólo así consigue funcionar la ciudad. He visto a un conductor de rickshaw, cargado, pasar entre un autobús y una furgoneta (o quizá habría que decir siendo rebasado a la vez por un autobús y una furgoneta) sin que sobrara mucho más de un centímetro a derecha e izquierda.





No vi ni un solo accidente, todo hay que decirlo, y tan sólo una pelea entre conductores.





A los conductores se los ve a menudo sentados en su rickshaw, donde muchos de ellos duermen, curándose los pies. Y todo para ganar al mes no más de 5.000 rupias, apenas 60 euros.




Hice fotos de todos los que pude. Algunas no tienen mucha calidad, están hechas al paso y en movimiento, también el fotógrafo. Pero he querido recopilarlas aquí, en los encuadres que el azar y mi puntería decidieron, sin retocar. Sus escorzos son un hermoso ( a la par que triste, amargo e injusto) espectáculo de la condición humana. Dejo que hablen sólo las imágenes.







Escribo esto ya en Delhi, aún con la impresión en la retina de la grandiosa Puerta de la India, en el distrito gubernamental, que anoche se veía fantasmagórica entre la niebla. Es todo un contraste, pero cierro con ella. Abrazos.




1 comentario:

el chico de la consuelo dijo...

Hola Lorenzo, ¿Estás en la India? que envidia!!! Estuve hace unos años en la Fundación Vicente Ferrer en Anantapur aun tuve la suerte de poder estrechar la mano de Vicente e intercambiar unas palabras con el y su mujer.

Esa misma duda que planteas sobre los rickshaw yo creo que es común a todos los que hemos estado allí
incluso escribí un post sobre eso
Como te decía me pregunté si era moralmente admisible pagar unas rupias porque me llevaran a las costillas y hasta donde puedo llegar comprando servicios de estas personas con la excusa de que les estoy dando de comer.
Bueno si quieres y tienes tiempo te puedes pasar por el blog porque se montó un debate interesante yo me puse en una posición quizás extrema para animar el debate.